martes, 23 de agosto de 2011

Es mejor no hacer nada con sueño

Por: Sebastián Castro Betancur

No sé si era lunes o martes, recuerdo que era de noche y estaba acostado peleando con mis ojos para evitar que se cerraran, pues quería terminar de ver El Capo. Hacía frio y mi cuerpo anclado a la cama, descansaba después de un pesado día, la pretemporada en el equipo de la Universidad había comenzado.

El televisor trataba de hablarme y la voz de Marlon Moreno, el actor protagonista, cada vez se hacía más turbia, lenta, y silenciosa; de pronto ¡mierda! olvidé lavar mis dientes.

Mis ojos se abrieron rápido y mis cálidos pies, se vieron obligados a caminar por aquella baldosa, que pedía a gritos un abrigo. Prendí la luz del baño y la cucaracha que cuidaba mi cepillo, parecía querer decirme algo , me miró por un segundo y luego se ocultó. No lo sé, quizás se quería disculpar por usar el cepillo sin mi permiso, igual, lo que quisiera o no decirme, me era indiferente, sólo quería regresar a mi cama.

Primero debía abrir mis ojos, tenia mucho sueño, conseguí tenerlos despiertos por un tiempo… recaí. En ese instante, me di cuenta que tenía que lavar mis dientes lo más rápido posible, sino quería usar de almohada el lavamanos. Así fue como mi cuerpo tomó alientos y antes de que mis parpados reaccionaran, mi boca ya estaba abierta y el cepillo totalmente listo.

Luego lo introduje en mi boca, por supuesto, y comenzó la carrera. El premio era la calidez de mi alcoba y el tiempo a romper, 5 segundos. Comencé de forma veloz por mis dientes delanteros, mi mano parecía el engrane metálico que hay entre las ruedas del tren. Iban 3 segundos según la cucaracha que se asomó a ver, cuando de nuevo ¡mierda! el extremo del cepillo resbaló en uno de mis ya encerados dientes y fue a parar con fuerza a mi encía; grité tan fuerte que ahora la cucaracha sólo se deja ver de mis hermanos, y prefiere usar el cepillo del perro.

Pronto enjuague la herida y el ardor fue mayor, no recuerdo con certeza cuánto tiempo transcurrió, sin embargo, fue el tiempo justo para que El Capo terminara. Los dientes no me los terminé de lavar, gústele a quien le guste, y las ganas de dormir en paz y de descansar… Ya no quiero hablar de eso.

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